Río Júcar
RIO JUCAR-EL TRANCO
RUTA: EL TRANCO-RIO JUCAR.
Itinerario: Camino La Vereda – La Solana – Tranco el Lobo
Verano, Agosto 2004.
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Itinerario: Camino La Vereda – La Solana – Tranco el Lobo
Verano, Agosto 2004.
Son aproximadamente las 09:30 horas. Voy solo. Con mi mochila al hombro, un poco de comida, agua, y unos calcetines de repuesto. Pienso pasar el día allí. Pero no pudo ser, un acontecimiento inesperado, me alteró todos los planes previstos.
En cuanto llegué al puente que cruza el río, me detuve unos minutos para refrescarme los pies en el agua y descansar un poco. A continuación, colgué la mochila en las ramas bajas de un árbol, para observar los alrededores más cercanos (una gruta en la pared de la montaña que había sido utilizada como corral de ganado). No había nadie. Cuando regresé de esta pequeña excursión – si así la podemos llamar – hasta donde había dejado la mochila, no habían transcurrido ni diez minutos de reloj. Y fue entonces cuando primero, lo intuí y después lo comprobé: la mochila no estaba. La sorpresa, y por supuesto, el susto fue mayúsculo. Yo no había visto a nadie, pero estaba claro que ya había alguien (escondido) cuando llegué. El desconcierto me aturdía. No obstante, enseguida reaccioné, y recorrí, en círculo, todos los alrededores; miré entre la vegetación. Me sentía solo y observado, sin saber qué tipo de persona podía estar haciendo aquello. Temía salir de aquella zona por si me estaba esperando amagado entre la vegetación que bordea el río.
Definitivamente, me decidí, y tomé el camino que conduce a la Central de Iberdrola.
A los pocos metros, localicé la primera prueba del robo: entre los matorrales del camino, encontré los calcetines que había llevado de repuesto. Continué andando hasta la Central, y comenté lo sucedido con los Técnicos de Mantenimiento, que casualmente estaban allí. Lógicamente, no supieron darme respuesta alguna. Me identifiqué como hermano de Pepe, responsable de la Zona de Casas Ibáñez, pero como eran de Mantenimiento, no lo conocían.
Finalmente, apenado, aturdido, y ligeramente cabreado, regresé al Pueblo. Mi suegro Paco, al verme tan pronto, no se lo esperaba y se sorprendió. Entonces tuve que contar a él, a Joaquina y al resto de la familia lo que me había pasado.
Río Júcar
Reviewed by Miguel Valiente Belmonte
on
marzo 16, 2018
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