EL LAVADERO

 EL LAVADERO


 

                Una tarde de primavera, Pepa estaba haciendo la colada en el lavadero. Era una más de la decena, aproximadamente, de mujeres que ese día se encontraban lavando la ropa. Había bajado con la burra, sobre la que depositó, bien sujeta a las aguaderas, los dos cestos de ropa (sábanas, principalmente). Pepa trabajaba de criada en una de las casas del pueblo. Cuidaba, sobre todo, de los niños, además de encargarse de las tareas domésticas. El lavadero estaba muy cerca del pueblo. Uno de los niños que Pepa cuidaba, sabiendo dónde estaba, fue a encontrarse con ella. Para los ojos de un niño de 6 ó 7 años, el espectáculo que se le ofrecía a la vista, era muy especial y agradable. El agua fluía constantemente por un canal entre las pilas donde se frotaba la ropa, con fuerza moderada. Parecía un pequeño riachuelo. En un momento determinado (insisto, a los ojos curiosos de un niño), se producía un milagro. Las sábanas y resto de ropa, cambiaban prodigiosamente de color: del blanco amarillento, tras ser elaboradas con el célebre azulete, se convertían en un blanco blanquísimo, brillante hasta deslumbrar. El niño, absorto en la contemplación de este maravilloso espectáculo, sintió mayor curiosidad, y sin la prudencia, propia de tan corta edad, se acercó tanto a las pilas, que un leve resbalón le llevó a dar un mal paso, cayendo su menudo cuerpo a las aguas del lavadero. Rápidamente, Pepa, asistida por varias de las otras compañeras, sacó al pequeño de la pila, lo secaron cómo y con lo que pudieron, y posteriormente, y dado que no tenía ropa de repuesto (obviamente), le quitaron los aparejos a la burra, y con la manta cubrieron al niño, protegiéndolo del frío hasta llegar al pueblo.

                Esta anécdota ocurrió en el antiguo, y hace años desaparecido, LAVADERO.



                Los jóvenes de menos de 40 años, ni siquiera han tenido oportunidad de conocerlo. El referido Lavadero, era un edificio de piedra y cemento, con un tejado a dos aguas. Ésta venía de la cercana Fuente del Lavadero, pasaba a las pilas interiores a través de un canal central. A ambos lados estaban las piedras o lajas inclinadas para restregar la ropa y limpiarla.

                Nuestro Lavadero, como puede comprobarse en la fotografía, era rectangular (entre 20 y 30 metros), aunque de baja altura. Había que entrar inclinando el cuerpo. Los puntos de entrada tenían el tamaño de una ventana, pero carecían de puerta. Aunque estaba cubierto, y es importante resaltar este dato, pues no todos los lavaderos disponían de tejado con la correspondiente teja. Era un buen Lavadero, era “nuestro” Lavadero. Pero ahora, no está. Desapareció. Lo quitaron. Lo derribaron.

                No escribo este texto para denunciar y echar culpas. Lo hago para recordar - porque las echo en falta-, algunas cosas antiguas, que nunca deberían haber desaparecido. En este caso concreto, deseo reivindicar la ausencia de EL LAVADERO. En otros pueblos –no se trata de comparar, en absoluto-, por ejemplo Alborea, en Abengibre, se conservan, y en muy buen estado. Como digo, no escribo ahora para culpabilizar a nadie en particular, porque, en todo caso, culpables seríamos todos. Está claro que en Casas de Ves, no se produjo un Fuenteovejuna. Además, hoy, estarían protegidos por ley como Patrimonio Cultural.

                Es importante, incluso necesario, mantener nuestras raíces. Todos aquellos elementos que han formado parte sensible en nuestras vidas. Hay que hacer compatible lo antiguo con lo actual. El urbanismo sostenible. La agricultura, igualmente sostenible. ¿Acaso la figura (veamos la fotografía tomada en 1995), del Lavadero, no encaja dentro del conjunto, del complejo turístico La Fuente? Yo creo que sí. Incluso diría y digo, que lo ennoblece, lo enriquece. Apostemos, pues, por la conservación de este tipo de edificios o instalaciones, que fueron o son historia viva y presente de nuestro pasado más reciente.

                Apostemos por un desarrollo sostenible.

 


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EL LAVADERO EL LAVADERO Reviewed by Miguel Valiente Belmonte on febrero 13, 2021 Rating: 5

1 comentario:

  1. Suscribo todo lo que has explicado. Me encanta que nos enseñes cómo fue nuestro pueblo antes de que lo conociéramos.
    Sigue así Miguel!

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